EL VIEJO PORTÓN. Nogal de las Huertas (Palencia)
En la fotografía busco el alto
portón, aquel portón del viejo patio
para ver si es que puedo introducirme
en secreto, y quedarme allí, temblando,
en espera de cosas abolidas.
Mas la fotografía sólo muestra
el muro de ladrillo, a mano izquierda,
y a la mano derecha, esas casonas
que hoy como ayer están allí, en silencio,
proyectando sus sombras en la acera.
Un muchacho moreno, muy delgado,
con ágil paso avanza junto al muro.
Ese muchacho es hoy un blanco abuelo
que habrá olvidado acaso aquella siesta
en la calle desierta, bajo un cielo
ardoroso de enero o de febrero.
-Muchacho: date vuelta; retrocede;
ve si puedes llegar hasta el portón
y abrirlo para mí. Tuya es la hora
de esa remota siesta. Deja abierto
el antiguo portón ahora invisible.
Yo habré de entrar para quedarme a solas
en el patio, mirando a todos lados,
andando de puntillas hacia el fondo...
Tú seguirás andando mientras tanto
por la calle soleada y silenciosa.
Yo, sin hacer ruido, al poco rato,
saldré a la calle que ahora es toda tuya
y cerraré con llave, para siempre,
el portón de tu infancia y de mi infancia.
para ver si es que puedo introducirme
en secreto, y quedarme allí, temblando,
en espera de cosas abolidas.
Mas la fotografía sólo muestra
el muro de ladrillo, a mano izquierda,
y a la mano derecha, esas casonas
que hoy como ayer están allí, en silencio,
proyectando sus sombras en la acera.
Un muchacho moreno, muy delgado,
con ágil paso avanza junto al muro.
Ese muchacho es hoy un blanco abuelo
que habrá olvidado acaso aquella siesta
en la calle desierta, bajo un cielo
ardoroso de enero o de febrero.
-Muchacho: date vuelta; retrocede;
ve si puedes llegar hasta el portón
y abrirlo para mí. Tuya es la hora
de esa remota siesta. Deja abierto
el antiguo portón ahora invisible.
Yo habré de entrar para quedarme a solas
en el patio, mirando a todos lados,
andando de puntillas hacia el fondo...
Tú seguirás andando mientras tanto
por la calle soleada y silenciosa.
Yo, sin hacer ruido, al poco rato,
saldré a la calle que ahora es toda tuya
y cerraré con llave, para siempre,
el portón de tu infancia y de mi infancia.
Hugo Rodríguez Alcalá
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